Nuestra visión y valores

La Mesa existe para cambiar una generación de reaccionaria a visionaria a través de la persona y la obra de Jesús.

En un país en el que el cristianismo se percibe cada vez más como un lugar de exclusión y odio, La Mesa anhela encarnar un camino diferente. Un camino que incluya y afirme a todas las personas, independientemente de su origen étnico, identidad de género, edad u orientación sexual. Una forma que busca vivir una hermosa fe cristiana. Nos encantaría que te unieras a nosotros en este viaje.

Lo que valoramos

Pensado

Somos una comunidad que valora la reflexión a la hora de abordar la fe, la vida y las personas que nos rodean. Nos gusta tomarnos las cosas con calma. Lo pensamos detenidamente, sopesando el coste de nuestras palabras y las implicaciones de nuestras acciones. Ser reflexivos significa que no hay preguntas ni cuestiones que no estemos dispuestos a abordar. Por el contrario, tratamos de reflejar tanto la calma como la profundidad de Cristo, para quien nada estaba prohibido.

Inclusión

Somos una comunidad radicalmente integradora. La mente reaccionaria busca constantemente un enemigo al que excluir, pero nosotros seguimos buscando nuevas personas a las que sentar a la mesa. Seguimos ampliando, ampliando, ampliando las definiciones de quién puede ser valorado y acogido en el reino de Dios. No importa el nivel socioeconómico, la identidad racial, la identidad sexual, la capacidad mental o la posición moral, queremos crear una tienda lo suficientemente grande como para que quepan todos.

Ecléctico

La inclusividad radical significa que queremos vivir en la tensión que crea la "diferencia" y celebrar el hermoso caos de todo ello. Esto significa que somos una comunidad notablemente ecléctica. Creemos que es hermoso reunir a personas, ideas y tradiciones cristianas inesperadas, porque es en ese lugar de tensión creativa donde surge la nueva vida. Por eso queremos y necesitamos a personas de diferentes teologías, políticas, personalidades y talentos en una comunidad. Es cierto que a veces resulta incómodo, pero todos nos beneficiamos de ello, porque sin lo nuevo y lo diferente no podemos estirarnos y crecer.

Comunitario

Somos una iglesia dedicada a los principios de la comunión. Participar en la comunión es asomarse al misterio de la cercanía de Cristo. Como iglesia comunitaria, nos comprometemos a estar presentes los unos en los otros. Permitir que la profundidad que se fomenta al estar en comunión unos con otros resuene en el mundo que nos rodea. Creemos que estar en comunión unos con otros es participar en la vida reparadora, restauradora y renovadora de Cristo.

Vulnerable

Somos una iglesia comprometida con la vulnerabilidad, ya que es el eje de todos nuestros otros valores. Se necesita vulnerabilidad para ser introspectivo de la manera que requiere la reflexión. Se necesita vulnerabilidad para permitir los riesgos y los desafíos de la manera que requiere la inclusión. Hace falta vulnerabilidad para hacer el trabajo de sintetizar ideas eclécticas y dar cabida a las formas en que nuestras suposiciones serán desafiadas cuando lo hagamos. Y hace falta vulnerabilidad para fomentar el tipo de profundidad e intimidad relacional que inspira la comunión.

LGBTQI+ y un nivel de afiliación

Cuando fundamos La Mesa, gran parte de nuestra motivación era ofrecer un lugar donde los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, queer e intersexuales pudieran no sólo ser bienvenidos, sino participar plenamente en todos los aspectos de la vida de la iglesia, ya fuera dirigiendo un grupo pequeño, predicando un sermón o sirviendo como anciano/miembro del personal. En resumen, en La Mesa sólo reconocemos un nivel de pertenencia a la iglesia, independientemente de la raza, el sexo, la identidad de género (es decir, su propio sentido interno de género) o la orientación sexual de una persona. Para nosotros, no se trata de distinguir a las personas ni de ofrecerles un trato especial. Sabemos que las personas LGBTQI+ sólo quieren seguir a Cristo y que se les permita servir y liderar como a cualquier otra persona, y esperamos que llegue el día en que esa idea sea tan obvia en nuestro mundo que las iglesias ya no tengan que dedicar una parte de su sitio web a nombrarla. Sin embargo, mientras tanto, nos ha parecido importante dejar clara nuestra postura.

Lo que creemos

  • Creemos en Dios como una relación perfecta e interminable, simple y a la vez múltiple, uno y a la vez tres: Padre, Hijo y Espíritu.
  • Creemos que el Hijo, Jesucristo, se hizo carne. Vivió, respiró y caminó entre nosotros y que, a través de su vida de amor, se ha puesto a disposición de todas las personas -ricos y pobres, blancos y negros, homosexuales y heterosexuales, hombres y mujeres- una nueva forma de ser humano.
  • Creemos que la muerte ha entrado en el mundo por el pecado, convirtiéndonos en extraños a Dios, a los demás e incluso a nosotros mismos. Sin embargo, a través de la muerte y resurrección del Hijo, ahora estamos reconciliados con el Padre.
  • Creemos que en la comunión nos reencontramos con el crucificado y resucitado.
  • Creemos que por el bautismo bajamos a la muerte y luego resucitamos en Cristo por el Espíritu.
  • Creemos que la iglesia es un medio esencial de gracia en nuestras vidas, porque es en la comunidad donde nos vemos más verdaderamente y aprendemos a soportar pacientemente a los que son muy diferentes a nosotros.
  • Creemos que las Escrituras se dan para guiarnos e instruirnos en cómo vivir una vida de amor, y que el objetivo último de este texto sagrado es señalarnos a Cristo.
  • Creemos que mientras toda la creación gime esperando el día de su redención, a la vuelta de Cristo todas las cosas y todos los hombres serán hechos nuevos.
  • Creemos que en un mundo reaccionario, amargado y enfadado, estamos llamados a introducir a la gente en el camino visionario de Jesús. Un camino marcado por la bondad, la justicia y la pacificación.